Nadine Lifschitz
Concreto

Una mujer no logra abandonar a su terapeuta, una niña pierde a su amiga. una maddre se abraza a las fantasías para fortalecer la realidad, una joven conoce la desesperación, otra madre se va al cielo temprano y pístina y otra, menos modélica, lee obsesivamente los horóscopo dominicales.

Los cuents de este libro están protagonizados por mujeres que habitan el destino echacho de antemano. Esperan su golpe y, sin embargo, buscan: dinero, respuestas, chismes, sustancias, treguas en sus vínculos. Por momentos, un breve fulgor -la posibilidad de una salida- ilumina estos ocho relaros, centro y periferia se mezclan, los personajes se dan otros nombres, se dan otras vidas, nacen, impostan, juega. Finalmente, se preguntan con la lucidez de lo fatal: "Suerte, para qué?".

En los cuentos de Bebé Vampiro lo quebrado está a la vista y brilla. La narrativa de Nadie explora con pulso, piedad y humor zonas amargas, ocultas y condenadas. Como una practicante del arte del Kintsugi, construye sus historias sobre los rastros, las fallas y las heridad. Ese relieve es su andanivel.

Bebé vampiro

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Bebé vampiro
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Nadine Lifschitz
Concreto

Una mujer no logra abandonar a su terapeuta, una niña pierde a su amiga. una maddre se abraza a las fantasías para fortalecer la realidad, una joven conoce la desesperación, otra madre se va al cielo temprano y pístina y otra, menos modélica, lee obsesivamente los horóscopo dominicales.

Los cuents de este libro están protagonizados por mujeres que habitan el destino echacho de antemano. Esperan su golpe y, sin embargo, buscan: dinero, respuestas, chismes, sustancias, treguas en sus vínculos. Por momentos, un breve fulgor -la posibilidad de una salida- ilumina estos ocho relaros, centro y periferia se mezclan, los personajes se dan otros nombres, se dan otras vidas, nacen, impostan, juega. Finalmente, se preguntan con la lucidez de lo fatal: "Suerte, para qué?".

En los cuentos de Bebé Vampiro lo quebrado está a la vista y brilla. La narrativa de Nadie explora con pulso, piedad y humor zonas amargas, ocultas y condenadas. Como una practicante del arte del Kintsugi, construye sus historias sobre los rastros, las fallas y las heridad. Ese relieve es su andanivel.