María Luz Malamud
ilustraciones de Natalia Rodríguez Valdés
Claraboya Ediciones 

La luna sobre las montañas parece dirigir su mirada hacia una casa. La luz encendida se ve por la ventana. ¿Cuántos hemos soñado una y mil veces con las estrellas, con ese espacio infinito lleno de luces, colores y misterios?

En este libro se invita a los más pequeños a fantasear con montar meteoritos y jugar al trompo con las nebulosas.

Nuevamente los versos de Paulina Jara Straussmann nos llevan a un viaje cálido e íntimo a través de la palabra. Esta vez acompañados de las hermosas ilustraciones de Carol Cartagena Urra, cuyas creaciones despiertan emociones por medio del color y la pincelada, con logradas imágenes oníricas.

Este cartoné nos invita a la calma previa al sueño, en una travesía por la galaxia, con escenas que nos evocan la contemplación del cielo nocturno desde la curiosidad de un niño que contempla el espacio, junto a una dulce voz que nos guía por este arrullo “Ay esta luna/ de ojitos inquietos, / pestañas de plata/ que no tienen sueño”.

El cielo no duerme

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El cielo no duerme
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María Luz Malamud
ilustraciones de Natalia Rodríguez Valdés
Claraboya Ediciones 

La luna sobre las montañas parece dirigir su mirada hacia una casa. La luz encendida se ve por la ventana. ¿Cuántos hemos soñado una y mil veces con las estrellas, con ese espacio infinito lleno de luces, colores y misterios?

En este libro se invita a los más pequeños a fantasear con montar meteoritos y jugar al trompo con las nebulosas.

Nuevamente los versos de Paulina Jara Straussmann nos llevan a un viaje cálido e íntimo a través de la palabra. Esta vez acompañados de las hermosas ilustraciones de Carol Cartagena Urra, cuyas creaciones despiertan emociones por medio del color y la pincelada, con logradas imágenes oníricas.

Este cartoné nos invita a la calma previa al sueño, en una travesía por la galaxia, con escenas que nos evocan la contemplación del cielo nocturno desde la curiosidad de un niño que contempla el espacio, junto a una dulce voz que nos guía por este arrullo “Ay esta luna/ de ojitos inquietos, / pestañas de plata/ que no tienen sueño”.