C. E. Feiling 
La Bestia Equilátera 

Inés Gaos advierte que cuando un acontecimiento extraño irrumpe en su vida parece precipitar una serie. Las fuerzas del bien y del mal comienzan a disputarse los territorios compartidos a veces por la vigilia y el sueño. Nelson Floreal, un cincuentón florido que habita el barrio de San Cristóbal, no es ajeno a los hechos. 

El mar de esta novela de C.E Feiling, aun el mal menor, es enorme. Inevitable, secreto y concreto: avasallante. Ocupa cada partícula de la realidad que la ficción trata de protger o aislar. Leerla es encontrar un espacio y un género deshabilitados por la novela argentina: el terror, cuya dramática emergencia se encarga la novela de C. E. Feiling de subrayar. ¿O de atenuar?

Desde la primera insinuación ("Los tacos, los taquitos") con que surge hasta las de la extrema tragedia (un vuelo nocturno por la ciudad de Buenos Aires) con las que precipita su conclusión, El mar menor establece las leyes de un género en el que tanto la ambiguedad como la arbitrariedad se alternan o superponen. El mal su caudaloso régimen de variantes de grado y malas noticias, ocupa todo, hasta las predicciones, sobre todo las buenas intenciones; acaso y sobr todas las cosas, los acontecimientos. 
Luis Chitarroni

El mar menor

Sin stock
El mar menor
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

C. E. Feiling 
La Bestia Equilátera 

Inés Gaos advierte que cuando un acontecimiento extraño irrumpe en su vida parece precipitar una serie. Las fuerzas del bien y del mal comienzan a disputarse los territorios compartidos a veces por la vigilia y el sueño. Nelson Floreal, un cincuentón florido que habita el barrio de San Cristóbal, no es ajeno a los hechos. 

El mar de esta novela de C.E Feiling, aun el mal menor, es enorme. Inevitable, secreto y concreto: avasallante. Ocupa cada partícula de la realidad que la ficción trata de protger o aislar. Leerla es encontrar un espacio y un género deshabilitados por la novela argentina: el terror, cuya dramática emergencia se encarga la novela de C. E. Feiling de subrayar. ¿O de atenuar?

Desde la primera insinuación ("Los tacos, los taquitos") con que surge hasta las de la extrema tragedia (un vuelo nocturno por la ciudad de Buenos Aires) con las que precipita su conclusión, El mar menor establece las leyes de un género en el que tanto la ambiguedad como la arbitrariedad se alternan o superponen. El mal su caudaloso régimen de variantes de grado y malas noticias, ocupa todo, hasta las predicciones, sobre todo las buenas intenciones; acaso y sobr todas las cosas, los acontecimientos. 
Luis Chitarroni