Mario Méndez 

Atlantida 

 

Corre 1978 y el Mundial de Fútbol que se juega en la Argentina enciende la euforia nacional. Pablo, con tan solo 12 años y recién llegado de Mar del Plata a Buenos Aires tras la separación de sus padres, se suma a la alegría futbolera junto a Delicia, una chica de su misma edad que vive frente a su casa, de la que enseguida se hace amigo. Pero pronto, lejos del clima de festejo que hay en las calles, Pablo va a ser testigo de lo que repentinamente sucede en la familia de Delicia: una tragedia similar a la de tantos otros hogares durante la última dictadura militar. Así, en pleno camino a la adolescencia y mientras surge su deseo de ser escritor, Pablo deberá aprender, inesperada y dolorosamente, a discernir entre lo real y lo aparente, entre lo superfluo y lo que será importante desde entonces y para siempre.

 

El que no salta es un holandés

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Corre 1978 y el Mundial de Fútbol que se juega en la Argentina enciende la euforia nacional. Pablo, con tan solo 12 años y recién llegado de Mar del Plata a Buenos Aires tras la separación de sus padres, se suma a la alegría futbolera junto a Delicia, una chica de su misma edad que vive frente a su casa, de la que enseguida se hace amigo. Pero pronto, lejos del clima de festejo que hay en las calles, Pablo va a ser testigo de lo que repentinamente sucede en la familia de Delicia: una tragedia similar a la de tantos otros hogares durante la última dictadura militar. Así, en pleno camino a la adolescencia y mientras surge su deseo de ser escritor, Pablo deberá aprender, inesperada y dolorosamente, a discernir entre lo real y lo aparente, entre lo superfluo y lo que será importante desde entonces y para siempre.