Gustavo Álvarez Núñez

Caleta Olivia

ISBN: 97-987-8430-03-4

¿Qué es una casa/ sino el mapa/ de una guerra secreta? De pronto, en la mansedumbre de lo hogareño, puede entreverse la otredad, una sensación perceptible sólo para quien, habitante y extranjero a un tiempo, dispone sobre las cosas una mirada al acecho. En El sillón y la cama hay una placidez engañosa que, de pronto, deviene alarma, conciencia de la fugacidad, nuestro tránsito. Gustavo Álvarez Nuñez nos interroga: ¿Qué es/lo que/ logrará/ sustraerse/ al manual/ de costumbres? En la incertidumbre, no hay rincón donde uno pueda sentirse seguro. Sobreviene el ocaso que todo lo impregna cuando unas fuerzas declinan / y otras toman el comando. En su poesía Álvarez Nuñez nos señala con atención un paisaje que no sólo nos identifica, sino que asimismo/ nos estigmatiza. Y sin embargo, ante este alerta, cabe la resistencia amorosa en vez de un encierro paranoico. Aquí hay una propuesta estratégica contra el horror domiciliario: la gratitud existencial que resulta pura entrega. Entonces la  aceptación de lo inexorable puede convertirse en ejercicio de lucidez. En vez de la actitud de la roca que destruye el torrente, la política del junco. ¿Habla de esto Álvarez Nuñez? No sólo. Porque en  su detallismo reside el encanto de los pequeños gestos de reconciliación. Y sin levantar la voz nos advierte que una casa puede ser, además de la máquina Le Corbusier, una placenta musical. 

El sillón y la cama

El sillón y la cama
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Gustavo Álvarez Núñez

Caleta Olivia

ISBN: 97-987-8430-03-4

¿Qué es una casa/ sino el mapa/ de una guerra secreta? De pronto, en la mansedumbre de lo hogareño, puede entreverse la otredad, una sensación perceptible sólo para quien, habitante y extranjero a un tiempo, dispone sobre las cosas una mirada al acecho. En El sillón y la cama hay una placidez engañosa que, de pronto, deviene alarma, conciencia de la fugacidad, nuestro tránsito. Gustavo Álvarez Nuñez nos interroga: ¿Qué es/lo que/ logrará/ sustraerse/ al manual/ de costumbres? En la incertidumbre, no hay rincón donde uno pueda sentirse seguro. Sobreviene el ocaso que todo lo impregna cuando unas fuerzas declinan / y otras toman el comando. En su poesía Álvarez Nuñez nos señala con atención un paisaje que no sólo nos identifica, sino que asimismo/ nos estigmatiza. Y sin embargo, ante este alerta, cabe la resistencia amorosa en vez de un encierro paranoico. Aquí hay una propuesta estratégica contra el horror domiciliario: la gratitud existencial que resulta pura entrega. Entonces la  aceptación de lo inexorable puede convertirse en ejercicio de lucidez. En vez de la actitud de la roca que destruye el torrente, la política del junco. ¿Habla de esto Álvarez Nuñez? No sólo. Porque en  su detallismo reside el encanto de los pequeños gestos de reconciliación. Y sin levantar la voz nos advierte que una casa puede ser, además de la máquina Le Corbusier, una placenta musical.