De Tomás Alzogaray Vanella, Gabriela Halac y Agustín Berti.
Ediciones DocumentA/Escénicas, Córdoba.

Entre diciembre de 1975 y marzo de 1976, Liliana Vanella y Dardo Alzogaray enterraron parte de su biblioteca en un pozo de cal en el patio de la casa en la ciudad de Córdoba. En agosto, a meses del golpe de Estado, Dardo se exilió en México. Liliana y su hijo Tomás lo siguieron en diciembre.

Ocho años más tarde, bajo un programa de repatriación de exiliados de Naciones Unidas, regresaron al país. Una vez instalados en la casa, comenzaron a cavar en distintos lugares del patio procurando dar con el viejo pozo de cal. Luego de algunos intentos fallidos, Dardo encontró una bolsa. Dentro había un libro deshecho por la humedad. Decidieron cerrar el pozo y dar la biblioteca por perdida.

Treinta años después, Gabriela Halac y Tomás Alzogaray Vanella comenzaron una indagación en torno al destino de las bibliotecas de sus padres, al que tiempo después se sumó Agustín Berti.

La excavación del patio de los Alzogaray Vanella comenzó los primeros días de enero de 2017, con ayuda de miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense. La semana de trabajo, removiendo más de cuatro toneladas de tierra, hasta dar con el pozo de cal, fue registrado por Rodrigo Fierro. Un metro y medio bajo tierra, detrás de tres pinos, se hallaron dieciséis paquetes.

LA BIBLIOTECA ROJA. BREVÍSIMA RELACIÓN DE LA DESTRUCCIÓN DE LOS LIBROS

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De Tomás Alzogaray Vanella, Gabriela Halac y Agustín Berti.
Ediciones DocumentA/Escénicas, Córdoba.

Entre diciembre de 1975 y marzo de 1976, Liliana Vanella y Dardo Alzogaray enterraron parte de su biblioteca en un pozo de cal en el patio de la casa en la ciudad de Córdoba. En agosto, a meses del golpe de Estado, Dardo se exilió en México. Liliana y su hijo Tomás lo siguieron en diciembre.

Ocho años más tarde, bajo un programa de repatriación de exiliados de Naciones Unidas, regresaron al país. Una vez instalados en la casa, comenzaron a cavar en distintos lugares del patio procurando dar con el viejo pozo de cal. Luego de algunos intentos fallidos, Dardo encontró una bolsa. Dentro había un libro deshecho por la humedad. Decidieron cerrar el pozo y dar la biblioteca por perdida.

Treinta años después, Gabriela Halac y Tomás Alzogaray Vanella comenzaron una indagación en torno al destino de las bibliotecas de sus padres, al que tiempo después se sumó Agustín Berti.

La excavación del patio de los Alzogaray Vanella comenzó los primeros días de enero de 2017, con ayuda de miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense. La semana de trabajo, removiendo más de cuatro toneladas de tierra, hasta dar con el pozo de cal, fue registrado por Rodrigo Fierro. Un metro y medio bajo tierra, detrás de tres pinos, se hallaron dieciséis paquetes.