Valeria Sardi y Carolina Tosi
Paidós Educación

¿A qué se le llama “lenguaje inclusivo”? ¿Qué relaciones existen entre su uso y la Educación Sexual Integral (ESI)? ¿Es posible enseñar y usar el lenguaje inclusivo en contextos educativos? ¿Cómo lo caracterizan las y los especialistas: como parte de un cambio lingüístico amplio o como una intervención discursiva individual, es decir, a cargo de cada hablante? ¿Por qué hay quienes lo aceptan y quienes lo rechazan? ¿Cuáles son los principales recursos del lenguaje no sexista e inclusivo de género? En la Argentina el lenguaje no sexista emergió en forma masiva en los discursos sociales a partir de las acciones de #NiUnaMenos, colectivo feminista formado en 2015. Quienes defienden la tesis de la falta de representación simbólica de las mujeres en el lenguaje afirman que el uso del masculino genérico para referirse a los dos sexos no consigue representar a todxs, pues oculta o excluye a las mujeres, en la medida en que se basa en un pensamiento androcéntrico que considera a los varones como sujetos de referencia y a las mujeres seres dependientes o que viven en función de ellos. Quienes, en cambio, no avalan su uso, sostienen que se trata de un cambio forzado, impuesto por pequeños grupos de élite, irrelevante en la lucha por la emancipación de las mujeres y los colectivos por la diversidad, e incorrecto a nivel gramatical. Es que el fenómeno del lenguaje inclusivo ha provocado las más variadas reacciones en la sociedad: desde empatía y adhesión hasta rechazo, burlas y actitudes agresivas y virulentas. En este libro, Carolina Tosi y Valeria Sardi abordan estas cuestiones centrales de la agenda actual, haciendo un recorrido por diferentes ámbitos, desde el tratamiento del lenguaje inclusivo en los medios, en la normativa educativa y en la Real Academia Española, al tiempo que recuperan la historización y promulgación de la Educación Sexual Integral (ESI) para pensar con los lectores y las lectoras sobre qué lengua “debe” enseñarse en las aulas. El libro concluye con una serie de propuestas, secuencias didácticas y actividades que dan cuenta de la necesaria discusión sobre esta cuestión, cuyo debate recién empieza.

Lenguaje inclusivo y ESI en las aulas

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Valeria Sardi y Carolina Tosi
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¿A qué se le llama “lenguaje inclusivo”? ¿Qué relaciones existen entre su uso y la Educación Sexual Integral (ESI)? ¿Es posible enseñar y usar el lenguaje inclusivo en contextos educativos? ¿Cómo lo caracterizan las y los especialistas: como parte de un cambio lingüístico amplio o como una intervención discursiva individual, es decir, a cargo de cada hablante? ¿Por qué hay quienes lo aceptan y quienes lo rechazan? ¿Cuáles son los principales recursos del lenguaje no sexista e inclusivo de género? En la Argentina el lenguaje no sexista emergió en forma masiva en los discursos sociales a partir de las acciones de #NiUnaMenos, colectivo feminista formado en 2015. Quienes defienden la tesis de la falta de representación simbólica de las mujeres en el lenguaje afirman que el uso del masculino genérico para referirse a los dos sexos no consigue representar a todxs, pues oculta o excluye a las mujeres, en la medida en que se basa en un pensamiento androcéntrico que considera a los varones como sujetos de referencia y a las mujeres seres dependientes o que viven en función de ellos. Quienes, en cambio, no avalan su uso, sostienen que se trata de un cambio forzado, impuesto por pequeños grupos de élite, irrelevante en la lucha por la emancipación de las mujeres y los colectivos por la diversidad, e incorrecto a nivel gramatical. Es que el fenómeno del lenguaje inclusivo ha provocado las más variadas reacciones en la sociedad: desde empatía y adhesión hasta rechazo, burlas y actitudes agresivas y virulentas. En este libro, Carolina Tosi y Valeria Sardi abordan estas cuestiones centrales de la agenda actual, haciendo un recorrido por diferentes ámbitos, desde el tratamiento del lenguaje inclusivo en los medios, en la normativa educativa y en la Real Academia Española, al tiempo que recuperan la historización y promulgación de la Educación Sexual Integral (ESI) para pensar con los lectores y las lectoras sobre qué lengua “debe” enseñarse en las aulas. El libro concluye con una serie de propuestas, secuencias didácticas y actividades que dan cuenta de la necesaria discusión sobre esta cuestión, cuyo debate recién empieza.