Manuel Duarte
Mágicas Naranjas - Colección bosque

Manuel Duarte (Buenos Aires, 1993) es otro hallazgo de la colección Bosque de Mágicas Naranjas. Podríamos decir que el estilo de Duarte es anacrónico pero eso implicaría que se ubica en alguna época en particular. Si en algún momento tenemos la ilusión de familiaridad, es eso: solo una ilusión, un hechizo que conjura el autor. Duarte inventa sus propias fórmulas, galopa a un ritmo que es solo suyo y nos deja perdidos en la polvareda, sin entender qué bicho fantástico pasó por ahí. Los caballos de estos poemas nacen, mueren y sueñan y en ese arco Duarte hila versos que hacen bailar la lengua y la mente: “ascienden hacia arriba ríos y ríos / donde mueren los caballos caballos convergen”. Una música tan definitiva que parece que siempre estuvo ahí, esperando que alguien la escribiera. En el prólogo del libro, Duarte habla de la influencia de Héctor Viel Temperley, lectura en donde dice haber descubierto que “los caballos, ante todo, son animales de la mente”. Habrá sido esa inspiración fortuita lo que lo llevó a imaginar, por ejemplo, a un caballo que sueña a su patrón: “Pues uno duerme para que usted no exista”. El libro está acompañado con ilustraciones de María Valeria Chinnici que amplifican la experiencia de lectura y la dotan de nuevas texturas. 

Lófficiel 

No caballo entre caballos

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Manuel Duarte
Mágicas Naranjas - Colección bosque

Manuel Duarte (Buenos Aires, 1993) es otro hallazgo de la colección Bosque de Mágicas Naranjas. Podríamos decir que el estilo de Duarte es anacrónico pero eso implicaría que se ubica en alguna época en particular. Si en algún momento tenemos la ilusión de familiaridad, es eso: solo una ilusión, un hechizo que conjura el autor. Duarte inventa sus propias fórmulas, galopa a un ritmo que es solo suyo y nos deja perdidos en la polvareda, sin entender qué bicho fantástico pasó por ahí. Los caballos de estos poemas nacen, mueren y sueñan y en ese arco Duarte hila versos que hacen bailar la lengua y la mente: “ascienden hacia arriba ríos y ríos / donde mueren los caballos caballos convergen”. Una música tan definitiva que parece que siempre estuvo ahí, esperando que alguien la escribiera. En el prólogo del libro, Duarte habla de la influencia de Héctor Viel Temperley, lectura en donde dice haber descubierto que “los caballos, ante todo, son animales de la mente”. Habrá sido esa inspiración fortuita lo que lo llevó a imaginar, por ejemplo, a un caballo que sueña a su patrón: “Pues uno duerme para que usted no exista”. El libro está acompañado con ilustraciones de María Valeria Chinnici que amplifican la experiencia de lectura y la dotan de nuevas texturas. 

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