Eduardo Ainbinder 

Gog & Magog - Poesía

 

"Hace muchos poemas atrás -y la vida de un poeta puede medirse por el tiempo acumulado en versos -Eduardo Ainbinder escribió que "lo real no se parece a nada" y se echó a andar sin otro camino por delante que el de la fábula, pero entendida, no a la manera clásica, donde al final se eleva el gesto edificante, la enseñanza moral, con su espejo invertido que invita a abrazar al Bien habiendo contemplando el rostro del Mal. Como un pedagogo del escepticismo o un preceptor de la sospecha, Ainbinder desaira las categorías didácticas que ordenan la virtud, y revela en sus poemas el defecto de forma que aninan la Creación: seres nómalos, la decrepitud acechando a cada instante, lo horrendo como condición de la existencia. Una pideia de lo monstruoso para las nuevas generaciones. Pero a no preocuparse, porque en el mundo "todo es reunión de fealdades, el escepticismo de Ainbinder -aliado de la sátira y sin embargo con trazas de piedad- está dirigido hacia la Especie, no hacia la poesía, a la que pone a salvo de los infatigables Sublime y Solemne, agentes de la Patrulla de l lírica, siempre al servicio de los tristes. 

Ahora si, queridos lectroes, si han llegado hasta acá, aunque sea bostezando, entren de una buena vez al libro, pero antes, si no es mucho pedir, un último favor, ¡párese derecho!" 

                                                                                                                      Sandro Barrella

 

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"Hace muchos poemas atrás -y la vida de un poeta puede medirse por el tiempo acumulado en versos -Eduardo Ainbinder escribió que "lo real no se parece a nada" y se echó a andar sin otro camino por delante que el de la fábula, pero entendida, no a la manera clásica, donde al final se eleva el gesto edificante, la enseñanza moral, con su espejo invertido que invita a abrazar al Bien habiendo contemplando el rostro del Mal. Como un pedagogo del escepticismo o un preceptor de la sospecha, Ainbinder desaira las categorías didácticas que ordenan la virtud, y revela en sus poemas el defecto de forma que aninan la Creación: seres nómalos, la decrepitud acechando a cada instante, lo horrendo como condición de la existencia. Una pideia de lo monstruoso para las nuevas generaciones. Pero a no preocuparse, porque en el mundo "todo es reunión de fealdades, el escepticismo de Ainbinder -aliado de la sátira y sin embargo con trazas de piedad- está dirigido hacia la Especie, no hacia la poesía, a la que pone a salvo de los infatigables Sublime y Solemne, agentes de la Patrulla de l lírica, siempre al servicio de los tristes. 

Ahora si, queridos lectroes, si han llegado hasta acá, aunque sea bostezando, entren de una buena vez al libro, pero antes, si no es mucho pedir, un último favor, ¡párese derecho!" 

                                                                                                                      Sandro Barrella