Obra de teatro, largo poema o reescritura del caso freudiano, -Retrato de Dora- atraviesa generos y, a la vez, los trasciende. Lo que define la escritura de HelŠne Cixous es su poetica, irreductible a toda clasificacion. Hay en ella condensacion y apertura en su modo de transmitirnos el acto de escribir. La escritura, lo que asedia, acorrala, captura desde un lugar inhospito e inasible que Cixous ubica en el cuerpo -pues no escribimos sin cuerpo, dira. La escritura: eso que, a las mujeres, nos ha sido vedado. HelŠne se dice -un torbellino de tensiones, una serie de incendios, diez mil escenas de violencias-. Dora se dice -llena de memoria y desesperacion-. ¨Y no nos dicen, acaso, a cada una de nosotras tambien? En este libro Dora, la histerica, deviene historica en un preciso movimiento en el que recupera su lengua singular, rebelde, interpelante. Contra los llamados a silencio que nos caen como flechas, como ordenes, como correctivos, se trata de apropiarnos de -esa lengua que hablan las mujeres cuando nadie las escucha para corregirlas-. Ni para desmentirlas, agregaria hoy. La potencia de -Retrato de Dora- no solo continua vigente sino que se amplifica en el mundo actual, tan urgido de politica, de poetica, de escrituras que enciendan peque¤os fuegos. Maria Magdalena

 

Retrato De Dora

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Obra de teatro, largo poema o reescritura del caso freudiano, -Retrato de Dora- atraviesa generos y, a la vez, los trasciende. Lo que define la escritura de HelŠne Cixous es su poetica, irreductible a toda clasificacion. Hay en ella condensacion y apertura en su modo de transmitirnos el acto de escribir. La escritura, lo que asedia, acorrala, captura desde un lugar inhospito e inasible que Cixous ubica en el cuerpo -pues no escribimos sin cuerpo, dira. La escritura: eso que, a las mujeres, nos ha sido vedado. HelŠne se dice -un torbellino de tensiones, una serie de incendios, diez mil escenas de violencias-. Dora se dice -llena de memoria y desesperacion-. ¨Y no nos dicen, acaso, a cada una de nosotras tambien? En este libro Dora, la histerica, deviene historica en un preciso movimiento en el que recupera su lengua singular, rebelde, interpelante. Contra los llamados a silencio que nos caen como flechas, como ordenes, como correctivos, se trata de apropiarnos de -esa lengua que hablan las mujeres cuando nadie las escucha para corregirlas-. Ni para desmentirlas, agregaria hoy. La potencia de -Retrato de Dora- no solo continua vigente sino que se amplifica en el mundo actual, tan urgido de politica, de poetica, de escrituras que enciendan peque¤os fuegos. Maria Magdalena