Angélica Gorodischer
Emecé 

Esta es una novela compuesta por nueve relatos cortos sin más conexión entre sí que la participación en todos ellos de Trafalgar Medrano, protagonista absoluto del libro. La autora utiliza el recurso del cuento indirecto (y lo hace con maestría) para narrar sus peripecias, haciendo que Trafalgar las relate siempre sentado en una mesa, frente a una serie interminable de tazas de café y a un oyente que jamás consigue reprimir su curiosidad. El lenguaje utilizado es llano, Angélica Gorodischer huye de la verborrea florida y en mi opinión es uno de los grandes aciertos del libro: el lector tiene la sensación de estar escuchando una verdadera conversación entre amigos, que sueltan las palabras sin detenerse a pensarlas más de lo necesario. La presentación recuerda en cierta manera a LAS AVENTURAS DEL BARÓN DE MUNCHAÜSEN, aunque el tono de los relatos no sea el mismo: no deja de haber humor, pero no es un humor absurdo, sino de corte cotidiano.

¿Es una novela de ciencia ficción? Cada historia que cuenta Trafalgar ocurre en un planeta lejano, al que ha viajado últimamente para comerciar. Hay naves espaciales, hechos sorprendentes y tecnologías extrañas. Pero lo importante, lo que pretende enfatizar la autora, son las aventuras: el protagonista se verá envuelto en algún entuerto que puede ir desde un suceso anecdótico hasta una proeza que implique el cambio de todo un mundo. Y por el camino nos va mostrando sociedades extrañas pero arquetípicas (este aspecto de la novela la asemeja a LOS VIAJES DE GULLIVER) que pertenecen más al mundo de lo fantasía que al de la ciencia ficción, pues las explicaciones científicas son accesorias o inexistentes (por ejemplo, los muertos que se levantan en el mundo de González debido seguramente al efecto de un cometa). Salvo que se indique lo contrario, se da por hecho que los personajes que aparecen son humanos (Trafalgar suele tener romances en todos los planetas) y que la comunicación no constituye jamás un problema, sin que se hable de un idioma intergaláctico o se presente cualquier otra excusa pertinente. Simplemente queda fuera de la intención de la autora.

Un aspecto interesante y muy logrado de la novela es el de no saber a ciencia cierta si Trafalgar Medrano es un hombre de mundos o un cuentista fabuloso. Todas las conversaciones se desarrollan en Rosario, ciudad argentina, en la época actual, con amigos del protagonista que indudablemente jamás han abandonado el planeta y cuyo medio de transporte cotidiano es el autobús (el de Trafalgar es el cacharro, la nave con la que atraviesa el espacio), y a los que parece que la idea de viajar a otros mundos les es habitual exclusivamente porque son conocidos de Trafalgar. No hay más elementos de ciencia-ficción que los que introduce Medrano en sus historias. Así que cada vez que empieza a contar una de ellas, el lector se dice ya va a empezar con sus invenciones de nuevo. Pero están tan bien hilvanadas, hay tantos nombres y situaciones extravagantes que parece imposible que las esté inventando sobre la marcha. Y digo sobre la marcha porque, como apunté antes, así son contadas, en mitad de conversaciones frecuentemente interrumpidas por sucesos externos. Basta que Trafalgar lleve contados dos párrafos de su historia para que el lector haya olvidado sus suspicacias de que no sea real y se vea absorbido por la misma curiosidad que inunda a su interlocutor, la curiosidad de saber cómo consiguió escapar de ésa si las tenía todas en contra.

Los relatos incluidos son: A LA LUZ DE LA CASTA LUNA ELECTRÓNICA (1973, el resto de 1979), SENSATEZ DEL CÍRCULO, DE NAVEGANTES, EL MEJOR DÍA DEL AÑO, LA LUCHA DE LA FAMILIA GONZÁLEZ POR UN MUNDO MEJOR, TRAFALGAR Y JOSEFINA, EL SEÑOR CAOS, CONSTANCIA, TRAFALGAR Y YO. Dado su carácter aventuresco, su único fin es el de entretener y ninguno de ellos resulta inolvidable, ninguno sorprende al lector con ideas geniales. Su lectura continuada podría hacerse un tanto pesada por la similitud de los planteamientos, pero leído a ráfagas se disfruta bastante.

En resumen: un libro entretenido de aventuras fantásticas con ambientación de ciencia ficción, que se deja leer, en el que ninguno de los relatos sobresale por sí mismo pero en el que la elaboración fresca y original convierte el resultado total en una obra notable.

Trafalgar.

Trafalgar.
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Angélica Gorodischer
Emecé 

Esta es una novela compuesta por nueve relatos cortos sin más conexión entre sí que la participación en todos ellos de Trafalgar Medrano, protagonista absoluto del libro. La autora utiliza el recurso del cuento indirecto (y lo hace con maestría) para narrar sus peripecias, haciendo que Trafalgar las relate siempre sentado en una mesa, frente a una serie interminable de tazas de café y a un oyente que jamás consigue reprimir su curiosidad. El lenguaje utilizado es llano, Angélica Gorodischer huye de la verborrea florida y en mi opinión es uno de los grandes aciertos del libro: el lector tiene la sensación de estar escuchando una verdadera conversación entre amigos, que sueltan las palabras sin detenerse a pensarlas más de lo necesario. La presentación recuerda en cierta manera a LAS AVENTURAS DEL BARÓN DE MUNCHAÜSEN, aunque el tono de los relatos no sea el mismo: no deja de haber humor, pero no es un humor absurdo, sino de corte cotidiano.

¿Es una novela de ciencia ficción? Cada historia que cuenta Trafalgar ocurre en un planeta lejano, al que ha viajado últimamente para comerciar. Hay naves espaciales, hechos sorprendentes y tecnologías extrañas. Pero lo importante, lo que pretende enfatizar la autora, son las aventuras: el protagonista se verá envuelto en algún entuerto que puede ir desde un suceso anecdótico hasta una proeza que implique el cambio de todo un mundo. Y por el camino nos va mostrando sociedades extrañas pero arquetípicas (este aspecto de la novela la asemeja a LOS VIAJES DE GULLIVER) que pertenecen más al mundo de lo fantasía que al de la ciencia ficción, pues las explicaciones científicas son accesorias o inexistentes (por ejemplo, los muertos que se levantan en el mundo de González debido seguramente al efecto de un cometa). Salvo que se indique lo contrario, se da por hecho que los personajes que aparecen son humanos (Trafalgar suele tener romances en todos los planetas) y que la comunicación no constituye jamás un problema, sin que se hable de un idioma intergaláctico o se presente cualquier otra excusa pertinente. Simplemente queda fuera de la intención de la autora.

Un aspecto interesante y muy logrado de la novela es el de no saber a ciencia cierta si Trafalgar Medrano es un hombre de mundos o un cuentista fabuloso. Todas las conversaciones se desarrollan en Rosario, ciudad argentina, en la época actual, con amigos del protagonista que indudablemente jamás han abandonado el planeta y cuyo medio de transporte cotidiano es el autobús (el de Trafalgar es el cacharro, la nave con la que atraviesa el espacio), y a los que parece que la idea de viajar a otros mundos les es habitual exclusivamente porque son conocidos de Trafalgar. No hay más elementos de ciencia-ficción que los que introduce Medrano en sus historias. Así que cada vez que empieza a contar una de ellas, el lector se dice ya va a empezar con sus invenciones de nuevo. Pero están tan bien hilvanadas, hay tantos nombres y situaciones extravagantes que parece imposible que las esté inventando sobre la marcha. Y digo sobre la marcha porque, como apunté antes, así son contadas, en mitad de conversaciones frecuentemente interrumpidas por sucesos externos. Basta que Trafalgar lleve contados dos párrafos de su historia para que el lector haya olvidado sus suspicacias de que no sea real y se vea absorbido por la misma curiosidad que inunda a su interlocutor, la curiosidad de saber cómo consiguió escapar de ésa si las tenía todas en contra.

Los relatos incluidos son: A LA LUZ DE LA CASTA LUNA ELECTRÓNICA (1973, el resto de 1979), SENSATEZ DEL CÍRCULO, DE NAVEGANTES, EL MEJOR DÍA DEL AÑO, LA LUCHA DE LA FAMILIA GONZÁLEZ POR UN MUNDO MEJOR, TRAFALGAR Y JOSEFINA, EL SEÑOR CAOS, CONSTANCIA, TRAFALGAR Y YO. Dado su carácter aventuresco, su único fin es el de entretener y ninguno de ellos resulta inolvidable, ninguno sorprende al lector con ideas geniales. Su lectura continuada podría hacerse un tanto pesada por la similitud de los planteamientos, pero leído a ráfagas se disfruta bastante.

En resumen: un libro entretenido de aventuras fantásticas con ambientación de ciencia ficción, que se deja leer, en el que ninguno de los relatos sobresale por sí mismo pero en el que la elaboración fresca y original convierte el resultado total en una obra notable.